Anuar Tuhami, cedido por el Real Valladolid al Panathinaikos hasta el próximo 30 de junio, ha visto cortada de raíz su irrupción en el equipo verde por el COVID-19. El centrocampista ceutí explica en una entrevista concedida a AS los motivos que le llevaron a dejar Pucela, a donde llegó siendo un niño procedente del colegio San Agustín destacando como un delantero goleador, y su adaptación a otro país y al fútbol griego.
- ¿Cómo está llevando esta situación? ¿Cómo se lleva estando lejos de casa?
- En Grecia no se ha llegado a los niveles de España. Cuando los entrenamientos se suspendieron en España, en Grecia seguíamos entrenando, aunque hemos dejado de hacerlo. El domingo empezábamos el playoff por el título ante el AEK, pero nos reunimos con el entrenador y el médico y se suspendieron los entrenamientos. Nos han dado material de gimnasio para ejercitarnos en casa y no sabemos cuándo vamos a volver. Es una faena, pero hay que ser fuerte y aguantar, en mi caso, en otro país y lejos de los míos, salvo de mi mujer, pero estoy bien.
Sentirme jugador
- El perjuicio es para todos, pero, en su caso, además, interrumpe un buen momento de forma, ¿no?
- Me da rabia, porque en Valladolid no estaba teniendo los minutos que sentía que necesitaba, he venido aquí y estaba siendo titular, el equipo ganaba y volvía a sentirme jugador. Echaba de menos empezar un partido de titular y que acabase conmigo en el campo. Me estaba reencontrando conmigo mismo, estaba súper contento y tenía ganas de continuar con el nivel que estaba mostrando en el playoff, pero por desgracia toca parar.
- ¿Cómo estaba siendo su adaptación al fútbol griego? ¿Qué diferencias ha encontrado con el español?
- Desde el primer día el club me ha dado todo su apoyo, hay un buen grupo, muy joven, y he sentido el cariño de la afición desde el primer partido que jugué. En el club se habla inglés y me defiendo, así que me puedo comunicar y entender las explicaciones en los entrenamientos. En la liga griega hay varios equipazos, equipos que me gustan mucho como el PAOK o el AEK; hay un nivel muy alto.
La diferencia con respecto a España es que el juego es más directo, de ida y vuelta. Mil rol va cambiando y he jugado en todas las posiciones del centro del campo; hemos jugado con dos medios y lo he hecho en unos partidos de '6' y en otros de '8', hemos jugado con tres y he hecho de pivote defensivo con dos por delante, he sido uno de esos dos de delante…
Experiencia positiva
- En Valladolid a muchos les sorprendió su salida tan poco tiempo después de renovar y el director deportivo ha llegado a reconocer que no estaba prevista. ¿A qué se debió?
- Es verdad, había renovado y el Pucela es el equipo en el que quiero estar y triunfar, en el que viví grandes cosas que me gustaría volver a vivir, pero no estaba teniendo los minutos que creía que podía tener. Renové, pero no me quería acomodar; lo que quiero es sentirme importante, y esta experiencia está siendo muy positiva y me está viniendo muy bien. Vuelvo a jugar y a competir al más alto nivel, y ojalá eso me sirva para volver el año que viene y hacerme un hueco en el equipo.
. ¿Qué pasó para que tomara esa decisión?
- El año pasado estaba siendo importante y me encontraba en un buen momento, pero en el partido contra el Getafe, en el minuto 88, tuve una lesión muy fuerte, y desde entonces y hasta que he salido cedido no volví a sentirme igual de bien en el campo. No me conseguí reencontrar conmigo mismo y solo quería eso, volver a sentir al Anuar que llevo dentro, que puede ayudar mucho al equipo. Ese era mi pensamiento.
Seguir creciendo
- Para alguien que lleva tan dentro al Real Valladolid, después de tanto tiempo, no sería fácil tomar la decisión.
- No fue fácil, el Real Valladolid es el equipo de toda mi vida, pero hay más fútbol fuera. Siempre hay miedo de dejar lo que uno conoce desde siempre, pero cuando vienes y conoces otro punto de vista, ves que tampoco es nada malo. Lo hice para seguir creciendo y volver más experimentado, y creo que es algo positivo.
- ¿Por qué el Panathinaikos?
- Podía haberme quedado en España, seguramente en Segunda podría haber vuelto a competir, pero se presentó esta opción y el Panathinaikos es un grandísimo equipo, un histórico, con una estructura muy buena, un centro de entrenamiento muy bueno… Es un sitio en el que, si lo haces bien, tienes una repercusión mediática grande, porque es un club importante.
- ¿Ha seguido viendo al equipo? ¿Cómo lo ha visto?
- Lo veo y sufro desde la pantalla. Lo han dado todo, aunque han tenido momentos mejores y peores. De momento están fuera del descenso, aunque queda mucha Liga, tengo plena confianza en el equipo y en que lo va a conseguir. La Liga no es nada fácil; el Espanyol ha hecho un gasto económico altísimo y semana tras semana le cuesta ganar. La gente puede pensar que el Valladolid juega mejor o peor, pero el equipo da la cara y compite cada partido. Si miramos la clasificación, la situación es buena, cualquiera la habría firmado. Hay que mantener la calma. Los jugadores son los primeros que quieren salvarse.
- Quizás con el rombo, habría tenido hueco… ¿Piensa en ello?
- En algún momento se te viene a la cabeza que a lo mejor podrías estar ayudando, pero es mejor abstraerse de esos pensamientos. He venido aquí a estar concentrado en sacar mi juego. Amo al Real Valladolid, pero cuando me pongo la camiseta del Panathinaikos me dejo la piel y la vida. Ya que han tenido confianza en mí, quiero que se sientan orgullosos de mí, de mi trabajo, de que siempre doy la cara y no bajo los brazos.
- La idea es volver la próxima temporada…
- La idea es esa, y tengo muchísima ilusión. Sinceramente, creo que puedo volver a hacerme con un hueco y volver a aportar muchísimo, hasta que esa lesión me fastidió. Me gustaría ayudar al club, aunque el fútbol es muy cambiante y nunca se sabe. Ahora mismo en lo que estoy centrado es en que, si esto se retoma, terminar la temporada dándolo todo con la misma ilusión.