El atleta ceutí Ismael Dris ya está en casa. Cansado pero feliz, muy feliz. Por reunirse con los suyos y la magnífica actuación que ha completado en la novena edición de The Coastal Challenge, una de las mejores carreras por etapas del calendario internacional que se ha celebrado en Costa Rica del 2 al 9 de febrero y en la que se estrenaba este año. El ultrafondista caballa ha terminó segundo en la general, detrás del estadounidense David James, y su equipo, el Trail, se ha proclamado campeón. Recién llegado, ya piensa en volver al país centroamericano el año que viene.
Tras correr con éxito las cuatro últimas ediciones del Maratón de Las Arenas, donde el pasado año fue undécimo y el mejor español de la clasificación, Ismael Dris ha rayado a gran altura en Costa Rica, donde ganó la quinta etapa y mantuvo en segundo puesto de la general tras la sexta y última etapa.
Competidores nacionales e internacionales han corrido 233 kilómetros en los últimos seis días, el equivalente a una maratón diaria.
David James, vencedor también el pasado año, lideró desde el primer día la carrera, en la que invirtió 26 horas y 54 minutos. Pero siempre seguido muy de cerca por Ismael Dris, que empleó un tiempo total de 29 horas y 17 minutos.
-Para ser la primera experiencia en The Coastal Challenge no te ha podido ir mejor. Bueno, sólo te ha faltado batir al norteamericano James…
-Ha sido imposible batirle porque se conoce muy bien el terreno y para mí era todo nuevo. Él incluso vivió un par de años por la zona y eso se ha notado a la hora, por ejemplo, de atravesar ríos, que se conocía senderos y logró mucha ventaja. Ahí, cuando nos teníamos que meter con el agua hasta la cintura e incluso ir nadando, él era el mejor, pero cuando me puse cara a cara con él en el llano, también me di cuenta de que es un fiera. Es dos veces campeón de 100 millas en Estados Unidos de 100 millas y uno de los mejorcitos del mundo en larga distancia.
-Se puede decir que la inexperiencia te ha pasado factura pese a tu fenomenal segundo puesto…
Pues sí, también porque hice un viaje de por lo menos treinta hora de avión y espera en aeropuertos y apenas pude dormir dos horas la primera noche, con lo que nos llevaron a la selva y allí la tremenda humedad y el calor me afectaron mucho. No podía seguir al americano. Me perdí en la selva seis o siete kilómetros, me quedé deshidratado y sin opciones de ser primero. Era imposible, a partir de esa primera etapa, él sólo tenía ya que controlarme.
-Pero te rehiciste y ya no te separaste de él…
-La verdad es que comprobé que no era tanto como me esperaba. De hecho, en la quinta etapa le ataqué, vi que no podía, gané y me aseguré el segundo puesto. Ya en la última etapa pude disfrutar del magnífico paisaje, algo que no había podido hacer hasta entonces.
-Y al subcampeonato individual, hay que sumarle el primer puesto por equipos con el ‘Trail’ junto a Eusebio Noguera y Salvador Guillem ‘Boro’, dos buenos amigos del Maratón de las Arenas.
-Les di un rapapolvo (bromea) antes de decidir que íbamos a Costa Rica. Les dije que no estaban preparados no hacíamos el equipo y se han pasado un año machacando a tope. Y al final hemos sido los primeros.
-¿Qué te ha parecido la experiencia?
Aquello es espectacular, como las películas de Tarzán. Bosques superfrondosos, telarañas gigantes que te dejaban parado… Allí la organización no te limpia el recorrido ni nada. Te dicen que hay que ir de una ladera a otra y que te busques el camino. Es terriblemente duro.
-¿Has vivido alguna situación especialmente peligrosa? ¿Has llegado a toparte con algún animal salvaje?
-La verdad es que había cocodrilos en el río junto al que acampábamos. Dicen que no atacan, pero allí estaban, a siete u ocho metros de donde estábamos nosotros durmiendo. También había muchas serpientes venenosas y la organización tenía que llevar antídotos de todo tipo.
-Por tu experiencia de cuatro años en el Maratón de las Arenas, ¿qué es más duro, el desierto sahariano o la jungla costarricense?
-La principal diferencia es que en Costa Rica las etapas son mucho más duras, pero también hay unos avituallamientos que te reponen con toda clase de alimentos y luego comida a destajo cuando llegas a meta para recuperarte en un restaurante que está abierto todo el día. El Maratón de las arenas tiene etapas menos duras, pero luego tienes que buscarte la vida para comer e ir cargado con el equipaje y todo el material. Aquello es autosuficiencia. Como disfrute, me quedo con ésta, pero para hacerte un hombre, la otra.
-Entonces, ¿por cuál te vas a decantar el año que viene?
-Casi con toda seguridad volveré a Costa Rica. Me lo he pasado muy bien, me he quedado con muchas ganas y he tenido la oportunidad de conocer gente humilde, pobre, pero con unos principios que no veas.
Fotos: Cedidas